LA CASA BURDEL

“El barrio tiene un referente cultural que ha pesado en su historia y en la de sus habitantes, ya que en sus cercanías funcionó hasta bien entrados los años setenta una zona de tolerancia; cantinas y burdeles eran los sitios de diversión de las personas que fueron poblando estos sectores, conformados también por fincas de recreo de las personas pudientes de la capital de la montaña. Estos elementos representaban un símbolo cultural bien complejo: todos iban de paso, generando así un tejido social del desarraigo, del nomadismo, que impidió durante muchos años producir esa cultura de barrio donde no solamente se duerme sino que se construye vida, historia. Así, burdeles como Bolebar, El Tetero, Tango Bar, Copinol y otros, eran los referentes reales del barrio. Cuando se construyeron, también destruyeron la memoria de la infancia del barrio, infancia de la que sólo quedó Copinol 2, la actual sede de Nuestra Gente”.